Las algas no son perjudiciales por sí solas, de hecho, para gran parte de la población son una delicia. No obstante, lo que pueden desencadenar en una piscina sí podrían dañarte. 

Si la piscina no tiene la cantidad suficiente de cloro y sufre un desajuste, es normal que puedan llegar a aparecer estos seres que, además, traen de su mano bacterias, virus, parásitos y otros patógenos, que posiblemente también se asienten por el agua. 

En tu caso, al retirar la cubierta de la piscina para dar la bienvenida al periodo estival más caluroso, te has encontrado con que habitan algas blancas en ella. Sin embargo, ¡no son algas blancas! Son partículas que están en suspensión debido al inadecuado mantenimiento que está recibiendo la piscina. 

¿Cómo eliminar las algas blancas?

Es fundamental que elimines estas partículas que dan lugar a confusión y aparentan ser algas blancas, ya que si alguna persona se lanza a la piscina, en ese mal estado, podría coger una fuerte infección de oído, fiebre o diarrea, entre otras.

Para que esto no ocurra, debes afianzar la limpieza de tu piscina en cualquier estación del año y mantener los niveles de cloro o desinfectante adecuados para que esté higiénica. De este modo, si percatas que los niveles son un poco bajos, añade desinfectante de manera urgente. ¡No permitas que las algas blancas o partículas tengan un pie dentro de tu bonita piscina!

Si quieres calmar esta inquietud y acabar con esa imagen desagradable que atribuyen un aspecto sucio a tu piscina, suma algún producto antialgas para regular el agua. Esto te echará un cable, evitará la aparición de nuevos organismos y eliminará los que ya están presentes.

Una vez que tu piscina vuelva al perfecto estado nuevamente, intenta poner todo de tu parte para mantenerla así si no quieres tener otros problemas como la aparición de algas negras o algas rojas.